Por Adrián Cormillot
Nutricionista Médico MN 100237
Créase o no, dentro del mundo de la hidratación y de la alimentación, las frutas cumplen un rol fundamental, ya que se considera que éstas serían la segunda fuente de agua potable que existe en la tierra. Por su parte, las verduras nos aportan vitaminas y minerales, al igual que las frutas, y colaboran con el aporte de fibra necesario para el buen funcionamiento de nuestro organismo, provocando, además, sensación de saciedad.
Ahora, ¿te pusiste a pensar cuántas frutas y verduras comemos y cómo se producen? Hablemos un poco de este tema…
Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, sólo el 6% de los argentinos come la cantidad de frutas y verduras recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS): cinco porciones. En promedio, se consumen solo dos porciones diarias.
Pasando al tema de las diferentes formas de producir, existen varias opciones. Entre ellas, las más conocidas son: la convencional, la orgánica y la agroecológica. Y las tres tienen algo en común, y es que son controladas por las agencias de fiscalización con el propósito de que los alimentos producidos sean seguros.
Y hablando de seguridad, ¿existen diferencias si un cultivo es orgánico, agroecológico o convencional? ¿Alguno es más seguro que el otro? El 28 de octubre de 2022, The Ohio State University, en su segmento de comunicación “Health & Discovery”, informa que no hay evidencia basada en la ciencia que muestre que los alimentos producidos de forma convencional presenten mayor riesgo para la salud que los producidos de otras maneras. Independientemente de su origen, las frutas y verduras que llegan a nuestra mesa son controladas. Existen regulaciones y sistemas de gestión a lo largo de toda la cadena de producción que buscan los mejores niveles de inocuidad, higiene y calidad.
Por eso, es preferible poner el foco en consumir más frutas y verduras, independientemente de cuál fuere su modo de producción. Aparte de ser ricas, también aportan vitaminas, minerales y fibra que suman (¡y mucho!) a una alimentación saludable. Ojalá dejemos de cuestionar los alimentos con más energía y veamos los beneficios que nos otorga la madre naturaleza.
¡Más frutas y verduras, por favor!