El agua hierve y la pava silba. Ponés el saquito en la taza y le echás el agua. Después de un ratito, agarrás la taza con las dos manos para sentir el calor que emana. Mientras te la acercás a la boca, sentís cómo el vapor te roza la cara y disfrutás del olorcito de esa infusión que tanto te gusta. 

Eso es el té, una experiencia única de comienzo a fin. Pero, además de una experiencia increíble, el té es la segunda bebida más consumida en el mundo, después del agua. A nivel mundial se beben diariamente entre 1,8 y 2.000 millones de tazas de té, es decir, unas 15.000 tazas de té por segundo.

No sólo en tu taza

La mitad de la humanidad vuelca su preferencia hacia el consumo de esta infusión en todo tipo de combinaciones y sabores. El té es cada vez más consumido y no solamente en forma de hebras o saquitos. En el último tiempo se han sumado, por ejemplo, las aguas saborizadas con diferentes variedades de frutas sobre la base de té.

La industria de la cosmética y perfumería también pasó a elaborar productos sobre la base de tés por sus componentes antioxidantes. Cremas, limpiadores faciales, jabones, tónicos e incluso perfumes.

¿De dónde viene?

Los diferentes tipos de té provienen de los brotes y las hojas de una misma especie de planta, llamada Camellia sinensis, y la diversidad de los productos finales dependen de muchas cosas: cómo se cultiva, cómo se cosecha… entre otras cosas. 

Pero, así como hay diferentes sabores de té y diversas formas de consumirlo, también hay diferentes métodos para su producción. Actualmente hay cerca de 40.000 hectáreas cultivadas con té en Argentina; casi todo el cultivo se encuentra en Misiones y sólo el 5% en Corrientes. Cerca del 50% de los teales se encuentran bajo certificación de Rain Forest Alliance, una organización internacional que trabaja para proteger los bosques, la biodiversidad y las poblaciones rurales.

Por su parte, un grupo de productores ha adoptado recientemente un sistema de producción agroecológico de té en hebras que apunta a un mercado gourmet a través de la cosecha manual y la producción artesanal. En ambos sistemas, es necesario producir de forma responsable y respetando los procesos para consumir té de calidad. 

Hay té para todos los gustos y todos son riquísimos. Elijas el que elijas, lo importante es que en cada taza que tomes, vivas una experiencia única que te deje ver el campo que hay en tu vida. ¡A poner la pava!